Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el reciente artículo de Angiolillo et al1 en el que los autores hacen una excelente revisión acerca de la inflamación en los síndromes coronarios agudos. Sin embargo, nos ha sorprendido que no hagan mención al ritmo luz/oscuridad de las citocinas proinflamatorias en ellos.
La existencia de un ritmo circadiano en el desencadenamiento de los accidentes cardiovasculares hace sospechar la implicación o asociación con éstos de ritmos fisiológicos que presentan un pico de actividad en un determinado momento del día o de la noche2. Diversos estudios atribuyen la posibilidad del aumento de la mortalidad por causa cardiovascular en el invierno a las alteraciones en el reloj biológico localizado en el núcleo supraquiasmático, cuyo ritmo se encuentra determinado por la alternancia día-noche, es decir, por el ritmo luz/oscuridad3,4. De estos ritmos dependen funciones como la secreción de cortisol5, las variaciones de la presión arterial6 y el tono vasomotor7, entre otras.
Nuestro grupo ha demostrado la existencia de un ritmo luz/oscuridad de la interleucina 6 en los pacientes con infarto agudo de miocardio8, cuyas síntesis y liberación están bajo control neuroendocrino central mediante la síntesis y liberación de la hormona pineal melatonina, que sigue un ritmo luz/oscuridad9.
Si bien el estudio de las variaciones luz/oscuridad de las citocinas proinflamatorias carece de relevancia clínica, estos hallazgos abren las puertas a nuevas investigaciones en el campo de los ritmos biológicos en humanos, en el que se hacen necesarios más estudios que ayuden a aclarar los mecanismos que subyacen a la periodicidad de la presentación de los síndromes coronarios agudos, que indudablemente se reflejará en intervenciones terapéuticas que provean una mejor protección en momentos de mayor riesgo.