Sr. Editor:
Leímos con interés el artículo de Díaz de la Llera et al1 y deseamos hacer algunos comentarios. Reducir la incidencia de complicaciones durante la angioplastia primaria, ahora que la terapia adyuvante está ampliamente difundida, es relevante2. En varios análisis3-5 se informa de que el abordaje transradial (AR) ofrece atractivas ventajas respecto al transfemoral3,4 y los autores1 aportan adecuadamente más evidencias al respecto. El éxito y la seguridad del AR en manos entrenadas es incontrovertible, y la ventaja más nítida respecto a la vía femoral parece relacionarse con el menor número de complicaciones vasculares3-5.
Los pacientes tratados con fibrinolíticos e inhibidores de la glucoproteína (IGP) IIb/IIIa tienen mayor riesgo de complicaciones hemorrágicas, sobre todo en el sitio de punción. En este contexto, una opción propuesta para reducir el número de complicaciones ha sido la utilización de dispositivos de cierre vascular (DCV). Resnic et al6 compararon en 3.027 pacientes tratados con angioplastia la compresión manual (CM) frente al uso de DCV, y encontraron una reducción del 45% en las complicaciones vasculares con DCV. En el subgrupo de pacientes que recibieron IGP IIb/IIIa, las complicaciones con DCV se redujeron un 57%, (el 5,51% con CM frente al 2,34% con DCV; p = 0,02). Louvard et al7 también encontraron una reducción de hemorragias mayores en el sitio de punción del 7 al 2% con DVC. Applegate et al8, en una serie de 4.525 pacientes todos sometidos a una angioplastia y en tratamiento con abciximab, compararon CM frente al uso de dos diferentes tipos de DCV; en los pacientes en que fue exitoso el uso de los dispositivos, la frecuencia de complicaciones menores, mayores y combinadas fue del 1,8 frente al 0,8%, el 1,35 frente al 0,9% y el 2,5 frente al 1,5%, respectivamente. En el estudio RACE9 no hubo complicaciones femorales en pacientes sometidos a angioplastia y en tratamiento con IGP IIb/IIIa que usan un novel DCV frente al 3,4% en el grupo control (p = 0,03). Exaire et al10 encontraron una baja incidencia de hemorragia mayor y necesidad de transfusión (< 1%) en pacientes del estudio TARGET, tanto con CM como con diversos DCV. Podemos enfatizar que ninguno de estos estudios se ha efectuado exclusivamente en pacientes con angioplastia primaria, aunque consideramos que el mayor interés recae en la facilitada y en la de rescate.
Es probable que la curva de aprendizaje de los DCV sea más favorable que la requerida para el AR, por lo que su aplicación puede generalizarse más fácilmente. Un ensayo que compare DCV frente al AR definiría la mejor estrategia en pacientes con un riesgo elevado de presentar complicaciones. Desde luego, un análisis del coste-beneficio, del más apropiado DCV y el impacto de sus posibles complicaciones11 se harían imprescindibles.
Finalmente, los dogmas en medicina son peligrosos y en un campo de continua evolución de conceptos y tecnología, como lo es la cardiología intervencionista, debemos ser muy receptivos a nuevos y mejores abordajes y tratamientos para tener a mano o en el caso del AR, en la mano y brindar la mejor atención posible a nuestros enfermos.