Sr. Editor:
Agradecemos la carta de Jiménez-Navarro et al y no podemos sino estar de acuerdo con sus consideraciones. Los autores plantean, a propósito de nuestro estudio1, la importancia de conocer los resultados de la actividad sanitaria en condiciones de práctica clínica real. Abundando en esta propuesta, queremos señalar algunos aspectos sobre la interpretación de nuestro estudio que ilustran la complejidad de lectura de los estudios observacionales. Hay que añadir estas dificultades de interpretación a las ya mencionadas por Jiménez-Navarro et al.
El estudio MASCARA ilustra que, en 2004-2005, el intervencionismo en los síndromes coronarios agudos en los hospitales participantes no se asoció a un beneficio clínico evidente. Mientras que este dato parece poco cuestionable, su interpretación se halla abierta a especulaciones. En el estudio MASCARA se objetivó, con respecto a registros españoles precedentes (PRIAMHO II2 y DESCARTES3), un notable aumento en el uso de fármacos e intervenciones coronarias percutáneas, de lo que puede suponerse que representó una importante modificación de los hábitos asistenciales en breve tiempo. Cabría plantear la hipótesis de que el complejo proceso que permite unos buenos resultados (tiempos de espera prehospitalarios y hospitalarios, selección adecuada de pacientes4, etc.) y que ciertamente va más allá de la correcta ejecución técnica de la intervención no hubiera alcanzado en 2004-2005 la madurez necesaria. El mensaje de esta interpretación sería que poner en práctica las intervenciones invasivas recomendadas en las guías comporta no sólo realizarlas, sino modificar adecuadamente el proceso asistencial. Nuestro estudio podría ser útil como punto de referencia para que cada centro comprobara en qué medida esto es así en la actualidad.
Por otra parte, los requisitos de calidad que debe poseer un registro válido están mucho menos establecidos que para los ensayos clínicos, lo que puede dificultar aún más su lectura correcta. Las dificultades para realizar registros que reflejen adecuadamente la realidad de los centros participantes están habitualmente infravaloradas y poco reconocidas en los estudios. En el MASCARA fue necesario un complejo control de calidad que llevó a la exclusión de 18 centros para asegurar la validez de los resultados obtenidos. No es nada fácil asegurar la inclusión consecutiva y exhaustiva en las condiciones actuales de práctica hospitalaria. Y en su ausencia, los sesgos resultantes pueden ser insospechadamente altos5.
Sirvan estos comentarios para ilustrar lo complejo de realizar e interpretar estudios observacionales, cuya necesidad ponen adecuadamente de manifiesto Jiménez- Navarro et al.