ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 56. Núm. 2.
Páginas 218-219 (Febrero 2003)

Unidades de dolor torácico: ¿urge su desarrollo?

Chest Pain Units: is it Urgent its Implementation?

Francisco García-Cosío Mira

Opciones

Sr. Editor:

He leído con interés el editorial de E. Alegría y J. Bayón en Revista Española de Cardiología1 en el que se hace un llamamiento a la urgencia de la implantación de las Unidades de Dolor Torácico en los hospitales españoles y creo que algunas reflexiones al respecto pueden ser oportunas, antes de aceptar una propuesta que viene, una vez más, de un país social y económicamente muy distinto del nuestro y con una organización sanitaria que tiene poco que ver con la nuestra.

En el Hospital Universitario de Getafe la Unidad Coronaria está integrada en el Servicio de Cardiología y el Cardiólogo de Guardia, apoyado por un MIR de Cardiología, atiende la Urgencia las 24 horas del día. El servicio establece sus prioridades de modo que si hay una duda diagnóstica razonable, el paciente puede ingresar y realizarse una prueba de esfuerzo en un plazo máximo de 24-36 h, tras el análisis de marcadores séricos y monitorización si es preciso. El traslado del paciente de Urgencias a Unidad Coronaria y de ésta a la zona de hospitalización general no requiere ninguna consulta ni trámite especial. En este medio se puede establecer un diagnóstico y un pronóstico y trazar un programa terapéutico en un plazo de 24-48 h. ¿Se necesita aquí una Unidad de Dolor Torácico? Y este hospital no es único en este sentido.

Pensemos ahora en la organización de muchos de nuestros hospitales. La guardia de Urgencias está desconectada de la de Cardiología y con frecuencia no es un cardiólogo, sino un internista o un intensivista quien atiende la urgencia externa. El traslado de un paciente desde la Unidad Coronaria es difícil a veces cuando todo el hospital está sobrecargado y esta unidad depende de un servicio distinto del de Cardiología. El funcionamiento de las exploraciones dentro del Servicio de Cardiología es con frecuencia aislado y estanco, de modo que el tiempo de espera de una prueba de esfuerzo o un ecocardiograma depende de otro «grupo» de cardiólogos dentro del servicio y en ocasiones de otro servicio distinto, que puede considerar sus cargas y demandas de trabajo como propias, con poca relación con los demás grupos del propio servicio. Quizá aquí sí pueda funcionar mejor la atención al paciente coronario en una Unidad de Dolor Torácico específica.

Pero pensemos de nuevo en la historia de nuestra sanidad que, por ser de reciente desarrollo, contiene lecciones de interés. Hemos visto hospitales con esquemas organizativos en los que la Hemodinámica, la Unidad Coronaria y hasta los grupos de exploraciones eran servicios separados. En una época se buscó la eficiencia a través de la división de los grandes Servicios de Cardiología en unidades funcionales de esto y de lo otro. La ineficacia de esta línea parece aceptada por la actual tendencia a agrupar en Institutos de Cardiología, no sólo todos los servicios médicos cardiológicos, incluyendo la Unidad Coronaria, sino también los quirúrgicos. Pues bien, ahora inauguramos una nueva Unidad de Dolor Torácico con fines específicos, que sin duda creará a un grupo de profesionales con funcionamiento autónomo. Muy acertadamente Alegría y Bayón apuntan que sólo el entusiasmo de los profesionales está haciendo que estas unidades se desarrollen y no podemos olvidar que vimos el entusiasmo de otros profesionales, ahora ya maduros, iniciar similares esfuerzos, para encontrarse al pasar los años a veces frustrados por su aislamiento y falta de perspectivas de crecimiento.

Creo que antes de declarar imprescindible la creación de Unidades de Dolor Torácico en nuestros hospitales debemos reflexionar sobre la organización de nuestros Servicios de Cardiología, analizar y reconocer con valentía sus defectos, donde los haya, y reestructurar sus prioridades centrándolas en la atención de los problemas clínicos y menos en la producción de número de intervenciones o desarrollo de tecnología sofisticada por sí misma. Tampoco sería malo estudiar los modelos de hospitales de nuestro medio, donde no parece que exista lo que algunos declaran un problema general, para buscar soluciones alternativas que no precisen de nuevas complejidades organizativas. La organización correcta del trabajo es un problema de coordinación de cardiólogos y enfermería hacia los problemas reales, y esto no se soluciona bien construyendo nuevas estructuras sobre malos cimientos.

Bibliografía
[1]
Alegría Ezquerra E, Bayón Fernández J..
Unidades de dolor torácico: urge su desarrollo total..
Rev Esp Cardiol, (2002), 55 pp. 1013-4
¿Es usted profesional sanitario apto para prescribir o dispensar medicamentos?