Sra. Editora:
Querríamos agradecer a Valdivieso et al1 sus interesantes comentarios al original de nuestro grupo (ARTPER) publicado en Revista Española de Cardiología .
Respecto a la posible distorsión de los resultados al no excluir a los diabéticos, no creemos que sea una limitación importante, ya que similares consideraciones se podrían realizar con la hipertensión arterial, puesto que también se los tratará con más frecuencia con antihipertensivos y posiblemente también con estatinas o antiagregantes, al ser más alto su riesgo cardiovascular. De hecho, el riesgo atribuible de la hipertensión es mayor que el de la diabetes mellitus, al no diferir excesivamente la magnitud del efecto pero tener mayor prevalencia2, 3.
Coincidimos en que la medición del índice tobillo-brazo (ITB) en pacientes con riesgo bajo tiene menos interés clínico que en el riesgo intermedio. Afortunadamente, disponemos de una herramienta (REASON) para priorizar el uso del ITB4, desarrollado por el grupo HERMES y nuestro grupo (ARTPER). Hasta ahora el Inter-society Consensus (TASC II) recomendaba practicar un ITB a pacientes asintomáticos de 50-69 años con diabetes mellitus o antecedente de tabaquismo, a los mayores de 70 años y si el riesgo cardiovascular es de un 10-20%4. La herramienta (REASON) construida y validada establece una puntuación en función del perfil de factores de riesgo para identificar a los pacientes con alta probabilidad de tener un ITB < 0,9 con una sensibilidad del 85,2%, similar al TASC II, y una especificidad del 47,2%, superior al TASC II (38,3%)4. Queda por determinar la periodicidad con que debería practicarse y/o repetirse el ITB, cuestión que precisa el seguimiento de cohortes y el consenso de grupos de expertos.
Autor para correspondencia: jbaena@imim.es