Sr. Editor:
Hemos leído con gran interés el excelente artículo de revisión de Martín-Ventura et al1 acerca de los biomarcadores en la medicina cardiovascular, en el que se resumen los biomarcadores más estudiados en la literatura, en cuanto a los distintos mecanismos implicados en el desarrollo y la rotura de la placa aterosclerótica, como la disfunción endotelial, la inflamación, el estrés oxidativo, la proteolisis y la trombosis.
En esa extensa y brillante revisión, sin embargo, los autores no mencionan la neopterina, un marcador de activación macrofágica2 que en los últimos años ha cobrado especial importancia por su papel en la estratificación de riesgo cardiovascular3.
La neopterina es un derivado de las pteridinas, producida por macrófagos activados estimulados por el interferón gamma. Estudios de nuestro grupo4-9 y otros autores10-13 demuestran que la neopterina puede ser un marcador pronóstico útil en la estratificación de riesgo de pacientes con enfermedad coronaria. La concentración de neopterina se ha correlacionado con la presencia de placas ateromatosas vulnerables7 y se ha demostrado que predicen sucesos en pacientes con síndrome coronario agudo4,9-11 o con angina crónica estable6, en hipertensos sin enfermedad coronaria obstructiva5, en diabéticos13 y en pacientes sometidos a coronariografía12. Además, la neopterina predice la progresión rápida de la enfermedad coronaria en pacientes con angina crónica estable8. Dado que este marcador predice sucesos cardiovasculares independientemente de la extensión y la severidad de la enfermedad coronaria6,14, es razonable señalar que las concentraciones elevadas identifican a pacientes con un «fenotipo vulnerable»15.
Dada la evidencia científica acumulada en la literatura en los últimos años, creemos que la neopterina debe ser considerada un prometedor marcador pronóstico, con altas posibilidades de encontrar una aplicación práctica en los distintos escenarios clínicos de la cardiopatía isquémica.