Sr. Editor:
El consumo de cocaína ha crecido de forma exponencial en todos los países europeos, entre ellos destacan España y el Reino Unido, con una prevalencia de consumidores per cápita muy similar a la de Estados Unidos1. Además, de forma muy preocupante, el uso de la cocaína se ha extendido entre los jóvenes de nuestro país2. Todo ello está conduciendo a una mayor afluencia de consumidores a los servicios de urgencias hospitalarios por problemas médicos derivados de una intoxicación aguda3, como el dolor torácico4; queda por ver la magnitud del problema en relación con sus efectos crónicos, en particular cardiovasculares5, por su más que posible relación con la enfermedad coronaria6,7.
Hemos leído con interés el documento de consenso sobre el uso de bloqueadores de los receptores betaadrenérgicos elaborado por un grupo de trabajo de la Sociedad Europea de Cardiología y publicado en Revista Española de Cardiología8, y quisiéramos llamar la atención sobre la ausencia de referencias a la contraindicación de estos fármacos en afección cardiaca aguda concomitante con una intoxicación o sobredosis por cocaína.
En el caso del síndrome coronario agudo asociado a consumo de cocaína, si el paciente presenta hipertensión arterial, el propranolol empeora el vasospasmo9, mientras que el labetalol y el esmolol no sólo no tienen efecto en él, sino que, al permitir la estimulación alfa, pueden empeorar el vasospasmo y la hipertensión10,11. Por ello, como fármacos de primera línea se recomienda las benzodiacepinas, la nitroglicerina y la aspirina. Para la hipertensión arterial, como segundo escalón se usaría los bloqueadores de los receptores alfaadrenérgicos (fentolamina) y los antagonistas del calcio (verapamilo). En caso de elevación del segmento ST, es más aconsejable la angioplastia coronaria percutánea primaria que la fibrinolisis, por la mayor frecuencia de vasospasmo coronario y por una mayor probabilidad de sangrado en otros órganos en caso de usar la segunda opción4.
Como toxicólogos y médicos de urgencias, consideramos que esta contraindicación no sólo deben tenerla en cuenta quienes inician la atención del síndrome coronario agudo, sino que también debe considerarse ante pacientes que empeoran clínicamente tras haber comenzado un tratamiento estándar en el que estén incluidos los bloqueadores de los receptores betaadrenérgicos12.