ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 62. Núm. 6.
Páginas 712 (Junio 2009)

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José M PascualaJosé A CostaaFrancisco Pérez-LahigueraaEnrique RodillaaEmilio Baldób

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Sr. Editor:

Los comentarios planteados por Barrios et al son interesantes y revelan la importancia del manejo de la hipertensión arterial no controlada y la hipertensión arterial refractaria (HTAR). Con respecto a la población estudiada, 25 (14%) de los 181 pacientes tenían antecedentes de cardiopatía isquémica estable (en todos los casos el episodio isquémico tenía más de 6 meses de antigüedad), 12 en el grupo tratado con espironolactona (14%) y 13 en el grupo que recibió doxazosina (14%) (diferencias sin significación). Este antecedente de cardiopatía isquémica no se incluyó en el posterior análisis de regresión múltiple. Los pacientes con historia de insuficiencia cardiaca habían sido excluidos del análisis según el criterio «c» (padecer una enfermedad sistémica que pudiera interferir en la valoración de los cambios evolutivos de la presión arterial), ya que la valoración del cambio de la presión arterial era el parámetro más cuantificable en el seguimiento. Hay que destacar que, de una población potencial de 687 pacientes con HTA mal controlada, finalmente sólo se analizó la respuesta de 181 (26%)1.

Los resultados del los estudios ONTARGET y TRASCEND han sido muy importantes para la práctica clínica pero, como señalan acertadamente Barrios et al, no todos los pacientes eran hipertensos y los valores medios de la presión arterial clínica al inicio del estudio antes de recibir telmisartán o ramipril eran de 141/82 mmHg. Habrá que esperar el análisis definitivo y la publicación de las complicaciones cardiovasculares en relación con los cambios de presión arterial, para conocer realmente el impacto de su reducción en esos estudios. Es posible que el descenso de la presión arterial haya sido muy beneficioso en los pacientes con presión arterial elevada (no controlada) y que los mayores efectos secundarios se hayan presentado en los pacientes normotensos o con presión arterial baja, ya que fueron tratados todos por igual, dado que el control de la presión arterial no era un objetivo primario de los estudios.

Es evidente que un ensayo clínico aleatorizado es el único método para valorar la eficacia de dos alternativas terapéuticas; sin embargo, la falta de evidencias concluyentes y la dificultad para realizar un estudio de estas características son algo bien conocido en el caso de HTAR2. Con frecuencia, además, los pacientes con HTAR sufren efectos secundarios que obligan a cambios terapéuticos3, lo que también dificulta tal evaluación. Mientras obtenemos evidencias, reducir la presión arterial, independientemente del método empleado, probablemente sea la mejor maniobra terapéutica para prevenir complicaciones, por lo que valorar datos como los de nuestro estudio puede tener utilidad en la práctica clínica.

Bibliografía
[1]
Rodilla E, Costa JA, Pérez-Lahiguera F, Baldo E, González C, Pascual JM..
Uso de espironolactona o doxazosina en pacientes con hipertensión arterial refractaria..
Rev Esp Cardiol, (2009), 62 pp. 158-66
[2]
Calhoun DA, Jones D, Textor S, Goff DC, Murphy TP, Toto RD, et al..
Resistant hypertension: diagnosis, evaluation, and treatment. A Scientific Statement From the American Heart Association Professional Education Committee of the Council for High Blood Pressure Research..
Circulation, (2008), 117 pp. 510-26
[3]
Eplerenona en hipertensión arterial resistente con intolerancia previa a espironolactona. Med Clin (Barc). 2009 [en prensa]. DOI:10.1016/j.medcli.2008.11.015.
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