Sra. Editora:
Agradecemos el interés de la Dra. Carro por nuestro artículo1. En él sostuvimos que la persistencia de factores socioeconómicos desfavorables perpetúa conductas y estilos de vida perjudiciales1. Esto se ha demostrado en múltiples estudios, en el EUROASPIRE II, e indirectamente en la comparación de sus tres fases1,2,3. Carro propone además la existencia de una «barrera profesional» que explicaría el insatisfactorio control de los factores de riesgo cardiovascular después de eventos coronarios. Sin embargo, el aumento significativo de prescripciones antihipertensivas, antilipídicas y cardioprotectoras indica que en el EUROSASPIRE no hubo obstáculos mayores a una atención profesional programada3.
Factores como la falta de adherencia a los tratamientos, por escasa motivación, o rechazo a la realidad (denial), los efectos secundarios y el coste de los fármacos pueden estar actuando en estos resultados insatisfactorios, además de estar influidos por factores socioeconómicos desfavorables.
Concordamos en que el tiempo que utilicen los profesionales de salud en educar y motivar a los pacientes es de gran importancia. Esto se ha demostrado en los programas de rehabilitación cardiaca, que siguen siendo subutilizados a pesar de su gran coste-efectividad en la prevención secundaria y la prevención primaria en pacientes con múltiples factores de riesgo cardiovascular4,5. La insuficiente financiación ha sido una de las causas principales de esta subutilización.
Tal como hemos señalado1, múltiples barreras continúan favoreciendo el alarmante aumento de los factores de riesgo cardiovascular. Es la sociedad entera, de la cual los profesionales de la salud son sólo una parte, la que debe tomar conciencia y facilitar los recursos y cambios necesarios que conduzcan a su control.
Nota: estas opiniones no reflejan necesariamente las de las instituciones en que los autores están filiados.
Autor para correspondencia: tomas.romero@sharp.com