Sr. Editor:
La metaplasia grasa (MG), descrita por vez primera en 1997 por Baroldi et al1 en corazones explantados, es un hallazgo histológico frecuente en los infartos de miocardio antiguos, que sin embargo ha sido muy poco mencionado en la literatura. El término describe tejido adiposo maduro que infiltra el miocardio infartado, con sustitución del colágeno cicatrizal por los adipocitos. La cardiorresonancia, merced a la excelente caracterización tisular que proporciona, es capaz de identificar los diferentes componentes de la escara necrótica como fibrosis, grasa o calcio. Presentamos a un paciente de 69 años con antecedentes de infarto anterior en 1986 e infarto inferior en 1996, remitido para estudio de cardiorresonancia con un sistema de captación de 1,5 Teslas (Sonata Magneton, Siemens; Erlangen, Alemania) por persistencia ecográfica de disfunción sistólica ventricular izquierda grave tras revascularización quirúrgica completa con triple bypass aortocoronario. Los estudios funcionales de cine-RM confirmaron la disfunción sistólica grave del ventrículo izquierdo objetivando un marcado adelgazamiento de los segmentos anteriores e inferiores con aparición de unas líneas hiperintensas intramiocárdicas (fig. 1A, diástole, y B, sístole, flechas) compatibles con áreas de MG. Para confirmar estos hallazgos se realizaron secuencias anatómicas en turbo spin-echo potenciadas en T1 en eje corto (fig. 2A) y de dos cámaras (fig. 3A), que muestran las mismas líneas con intensidad de señal similar a la de la grasa y se suprimen tras pulso de saturación de la grasa (figs. 2B y 3B). En las secuencias de realce tardío del gadolinio, estas zonas se corresponden con una escara transmural en dichos segmentos, sin que se pueda diferenciar tras el contraste la zona correspondiente a la transformación grasa del área de fibrosis, ya que ambas presentan la misma intensidad de señal.
Fig. 1. Imagen de cine RM en eje corto medioventricular (1A: diástole. 1B: sístole). Fig. 2. Imagen anatómica de turbo-spin-echo en eje corto medioventricular (2A: potenciada en T1. 2B: tras supresión grasa). Fig. 3. Imagen anatómica de turbo-spin-echo de 2 cámaras (3A: potenciada en T1. 3B: tras supresión grasa). Las flechas identifican áreas de metaplasia grasa.
Estos hallazgos confirman el diagnóstico de MG en ambos infartos. Aunque la MG es un hallazgo histológico frecuente (el 68, el 24 y el 37% de las áreas de tejido cicatrizal miocárdico en corazones explantados por miocardiopatía isquémica, dilatada y valvular, respectivamente1), su identificación in vivo se ha limitado a algunos casos clínicos e imágenes que muestran la utilidad de la tomografía computarizada y la cardiorresonancia para su diagnóstico2-8. Los dos estudios anatomopatológicos publicados muestran una alta prevalencia de la MG en infartos crónicos, hasta un 84% en el estudio más reciente1,9. Su presencia se asocia con infartos extensos, edad del paciente y revascularización quirúrgica previa de bypass coronario9. La etiología de la MG es desconocida y se ha señalado que podría estar influida por las mejoras del tratamiento de la cardiopatía isquémica, lo que explicaría que no hubiera sido descrita hasta 19979. Además la presencia de adipocitos maduros sobre los infartos crónicos es un argumento a favor de la regeneración miocárdica10. Demostrar la presencia de MG en el infarto, más allá de la mera detección de escara necrótica mediante el realce tardío del gadolinio, que no permite diferenciar fibrosis de transformación grasa, puede ser importante para una mejor estratificación tras el infarto y el desarrollo de nuevos tratamientos de regeneración miocárdica.