Agradecemos a Alberto Morales-Salinas su interés en nuestro artículo1 sobre la nueva guía europea de hipertensión2. Estamos totalmente de acuerdo en que la evidencia científica en la mayoría de los aspectos concernientes a la hipertensión de grado 1 y bajo riesgo cardiovascular es escasa, y probablemente lo seguirá siendo por cuanto no es previsible que se diseñen estudios prospectivos controlados con placebo en este tipo de pacientes para evaluar los efectos del tratamiento en la morbimortalidad a medio y largo plazo. Esta falta de evidencia afecta y afectará tanto a la intervención con cambios de estilo de vida como al tratamiento con fármacos antihipertensivos, por lo que no habrá otra opción que seguir basando nuestras decisiones terapéuticas en la escasa evidencia disponible y aplicarla de manera individualizada a nuestros pacientes dependiendo de sus características clínicas, hecho al que se refiere Morales-Salinas y que la guía europea enfatiza.
En estos tiempos de medicina de precisión, personalizada y preventiva, iniciar tratamiento en fases precoces del proceso adquiere todo su sentido, pues la demora de la intervención hace que progrese su historia natural y permanecerá un riesgo residual a pesar de normalizarse la presión arterial. Para los pacientes con hipertensión de grado 1 y bajo riesgo cardiovascular, se recomienda la normalización de la presión arterial con cambios de estilo de vida durante un periodo de hasta 6 meses, pues sus cifras están muy próximas a la normalidad, se acompaña de sobrepeso y sedentarismo en más de la mitad y la discreta pérdida de peso con una dieta más adecuada y ejercicio físico regular podría normalizar la presión arterial. No obstante, también en estos casos se debe personalizar la intervención en función de las características socioeconómicas de la población.
La guía europea pretende ser una norma general basada en la mejor evidencia disponible de ensayos clínicos controlados y sus metanálisis en los que los pacientes incluidos muchas veces no son similares al paciente que se ve en la consulta, lo que requiere aplicar la norma de manera personalizada valorando los pros y contras de nuestra decisión con el paciente. La responsabilidad de las decisiones que se toman en la clínica es siempre del médico que atiende al paciente.