Agradecemos la Carta al Editor relativa a nuestra serie sobre crioablación con balón (CB) de fibrilación auricular (FA) en un centro con bajo volumen1.
En el contexto actual de crisis económica, la organización sanitaria debate sobre la conveniencia de “mancomunar” y restringir la realización de procedimientos diagnósticos o terapéuticos (incluidas las ablaciones complejas) a centros de excelencia. Como contrapunto a esto, el 80% de las unidades de arritmias realizan menos de 50 ablaciones de FA al año, por lo cual es necesario conocer si sus resultados son comparables a los de las de mayor volumen.
Los buenos resultados de eficacia aguda en nuestra serie tiene, a nuestro entender, más que ver con una muy estricta selección de pacientes candidatos (sin cardiopatía y con FA muy sintomática y refractaria, los más proclives al éxito clínico y electrofisiológico de la ablación) que con una posible valoración incorrecta del aislamiento de venas pulmonares o con un seguimiento incompleto de los pacientes, que incluyó realización de cuatro registros Holter de 24 h el primer año. Siguiendo el consenso actual, estimamos como recidiva la documentación de salvas de FA de más de 30 s. Con ello, aceptamos la utilidad del Holter insertable en la detección de episodios de FA clínicamente poco manifiestos, frecuentemente infradiagnosticados2. Cabe señalar, sin embargo, que nuestro objetivo primordial en la ablación de FA sigue no siendo otro que el alivio sintomático y la supresión de fármacos antiarrítmicos.
De nuestra serie no puede extraerse que la curva de aprendizaje de la técnica de CB es menor que con radiofrecuencia, aunque nuestros datos orientan a ello. En centros de alto volumen no hay diferencias, puesto que la pericia que requiere la radiofrecuencia ya está adquirida y permite hacerla con incluso tiempos menores que los de la CB3.
Estudios electroanatómicos tras CB confirman la formación de escara densa confluente (y por lo tanto silente eléctricamente) en el 40% de la superficie auricular izquierda, sobre todo en su pared posterior4. Este hecho contribuye a minimizar la formación de remanentes de conducción, que son origen de la recidiva de FA. En nuestra serie, las reablaciones tras CB (realizadas mediante radiofrecuencia) han confirmado la presencia de un máximo de dos remanentes de conducción en la mayoría de los casos, con lo que se simplifican los procedimientos de reablación (datos no publicados).
En lo relativo a las complicaciones, nuestros resultados de seguridad, comparables con los de otras series, deben ser considerados un dato positivo, pero nunca «despreciable». Fuera de nuestra intención queda debatir si son aceptables las complicaciones graves (incluida la muerte) en el tratamiento de una arritmia que, en pacientes sanos sin cardiopatía, a priori no es grave.