ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 52. Núm. 4.
Páginas 287 (Abril 1999)

Alcohol y arteriosclerosis. Réplica

Alcohol and atherosclerosis.Reply

Isabel Rayo LlerenaaEmilio Marín Huertab

Opciones

Sr. Editor: Agradecemos a los Dres. Gabarró et al la atención prestada a nuestro artículo «Vino y corazón» publicado recientemente en Revista Española de Cardiología 1 . Nos complace que estén de acuerdo con las consideraciones hechas en el manuscrito sobre los efectos del alcohol sobre el proceso aterosclerótico y sobre el manejo que puede hacerse de esta información con vistas a la clínica y a la población general.

Es evidente que la ingesta de vino y de otras bebidas alcohólicas produce cambios beneficiosos sobre el perfil de las lipoproteínas plasmáticas y sobre la coagulación sanguínea que no podemos llamar de otra forma que cardiosaludables. A la luz de los conocimientos actuales hay que reconocer que la toma de vino en cantidades moderadas ejerce un efecto cardioprotector y antiaterosclerótico indiscutible, sobre todo en aquellos subgrupos de población de mayor riesgo cardiovascular, por lo que la recomendación de beber vino con las comidas, si ello es del agrado del paciente y si no existe contraindicación, debe estar en la mente del médico, tanto de cabecera como del cardiólogo, a la hora de reducir el riesgo aterosclerótico de los individuos pertenecientes a estos grupos. Sin embargo, no consideramos esta recomendación más útil o necesaria que la de mantener una dieta saludable o hacer ejercicio físico, siendo estas dos últimas recomendaciones extensibles a toda la población y no sólo a grupos determinados.

El vino está ligado culturalmente a la dieta mediterránea y hemos heredado de nuestros antepasados la sana costumbre de beber moderadamente con las comidas. La asociación del alcohol con actitudes antisociales, el consumo exagerado ocasional y la embriaguez, la violencia y la desaprobación social del consumo de alcohol parecen más ligados a las culturas anglosajonas. Sin embargo, aunque esto parezca así en un principio, no podemos olvidar que el consumo de alcohol está ligado a los accidentes de tráfico, laborales y de otro tipo, y a conductas violentas y antisociales en todas las sociedades. Por tanto, no creemos que sea inocuo extender una recomendación no exenta de perjuicios, a pesar de sus reconocidos beneficios cardiovasculares. Finalmente, nos parece muy interesante la información que los autores incluyen y que sirve de magnífico complemento a la expuesta en el artículo sobre los efectos del alcohol sobre el metabolismo de las lipoproteínas. Consideramos esta aportación de más valor cuando procede de un grupo de trabajo español de reconocido prestigio y dedicado a la investigación en este campo disponiendo de datos de sus propios estudios.
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