Palabras clave
INTRODUCCIÓN
En los últimos años se han introducido nuevos marcadores serológicos para el diagnóstico y la estratificación del riesgo de los pacientes con cardiopatía isquémica aguda. Así, los nuevos marcadores de daño miocárdico se utilizan sistemáticamente en la actualidad con fines diagnósticos y pronósticos en los síndromes coronarios agudos1. Por otra parte, se postula que la inflamación influye tanto en la génesis de la arterioesclerosis como en el desencadenamiento de los síndromes coronarios agudos2. En este sentido, la inflamación de la pared vascular podría ser el principal precipitante de la rotura de la placa de ateroma, causante de estenosis severa u oclusión coronaria aguda. Como consecuencia de esta hipótesis, los marcadores de inflamación se están incorporando al conjunto de herramientas para la estratificación pronóstica de los síndromes coronarios agudos3. Entre los marcadores de inflamación, la proteína C reactiva (PCR) es el de elección por su disponibilidad y estabilidad, y debido a su prolongada vida media4.
La causa de la elevación de los marcadores de inflamación en los síndromes coronarios agudos es motivo de controversia. Teóricamente, el origen de la actividad inflamatoria podría residir tanto en la placa de ateroma complicada como en el foco de necrosis miocárdica. Algunos estudios hacen hincapié en la inflamación de la pared del vaso coronario5, mientras que otros destacan la necrosis del miocardio como el principal mecanismo6.
El objetivo del presente estudio fue analizar la relación de la elevación de la PCR con la complejidad angiográfica de la lesión causante y con la elevación de la troponina en el síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST. Se incluyó a pacientes sometidos a estudio angiográfico y que presentaban enfermedad de un solo vaso con el fin de facilitar la identificación de la lesión causante del síndrome coronario agudo. Hipotéticamente, la complejidad angiográfica de la lesión causante podría ser un marcador de inflamación vascular, mientras que la elevación de la troponina constituye un marcador de necrosis miocárdica.
PACIENTES Y MÉTODO
Grupo de estudio
El grupo de estudio consistió en 125 pacientes consecutivos ingresados en el Servicio de Cardiología de nuestro hospital con el diagnóstico de síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST, en los que se efectuó un cateterismo cardíaco que mostró una estenosis coronaria significativa (≥ 50%) en un solo vaso. Se excluyó, además de a los pacientes con elevación del segmento ST en el electrocardiograma, los casos en los que la PCR podría estar elevada por insuficiencia renal (creatinina > 1,5 mg/dl) o por la presencia de alguna enfermedad inflamatoria, infecciosa o neoplásica conocida. Todos los pacientes habían acudido al servicio de urgencias por dolor torácico de posible origen coronario, y fueron evaluados mediante el protocolo de Unidad de Dolor Torácico de nuestro hospital7-10. El diagnóstico de síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST se basó en la presentación clínica de dolor torácico y alguno de los siguientes criterios: a) elevación de la troponina I (≥ 1 ng/ml; n = 55); b) troponina normal pero electrocardiograma sugerente de isquemia por descenso del segmento ST ≥ 1 mm o inversión de la onda T ≥ 1 mm (n = 20); c) troponina normal pero test de esfuerzo precoz positivo (n = 27), o d) troponina normal pero alta probabilidad de síndrome coronario agudo sobre la base de una historia clínica sin test de esfuerzo precoz por alguna contraindicación (n = 23). Todos los pacientes fueron tratados al ingreso con bloqueadores beta (salvo contraindicación), aspirina (clopidogrel si la aspirina estaba contraindicada) y heparina de bajo peso molecular. La coronariografía se realizó a los 4,5 ± 3 días del ingreso.
Determinación de los marcadores
La troponina I se determinó (Immulite, Los Angeles, CA, Estados Unidos) a la llegada a urgencias, así como a las 8, 12 y cada 24 h desde el comienzo del dolor hasta que se alcanzó el pico máximo. La PCR (método nefelométrico de alta sensibilidad, Behring se determinó Diagnostic, Marburg, Alemania) a una mediana de 72 h desde la llegada al servicio de urgencias. Los límites superiores de la normalidad recomendados por nuestro laboratorio son: troponina I de 1 ng/ml y PCR de 5 mg/l. Se calcularon los valores de referencia, con un coeficiente de variación < 10%.
Estudio angiográfico
El análisis de todas las coronariografías fue realizado por un único observador (JS) sin conocimiento previo de los valores de los marcadores serológicos. La estenosis coronaria se consideró significativa si fue superior al 50% mediante análisis cuantitativo (equipo Philips Integris 3000). Dado que, según el protocolo, todos los pacientes tenían enfermedad de un solo vaso, se consideró que la lesión causante era el vaso enfermo. En éste se analizaron el flujo intraarterial y la presencia de trombo. El flujo fue definido según la clasificación TIMI (Thrombolysis In Myocardial Infarction) desde grado 0 a grado 3. El trombo angiográfico fue definido de forma estricta como un defecto de llenado o imágenes radiolúcidas intraluminales sin calcificación, visibles en al menos dos proyecciones ortogonales, o en caso de oclusión, cuando se observó un borde convexo con imágenes radiolúcidas en la oclusión, o en caso de émbolo en el territorio distal del vaso enfermo11. En los casos en que se observó más de una estenosis significativa en el vaso enfermo, se consideró que la lesión causante era la que tenía un trombo o la estenosis más severa.
Análisis estadístico
La PCR fue evaluada de dos formas: mediante variable cualitativa, estableciendo un punto de corte, y mediante variable continua. Para el análisis como variable cualitativa, el grupo de estudio se dividió en cuartiles de PCR y, según esta distribución, se tomó un punto de corte correspondiente al cuarto cuartil. Se efectuó un análisis univariado (χ²) y logístico multivariable para evaluar la relación de los factores clínicos (edad, sexo, tabaquismo activo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y diabetes mellitus), de los hallazgos angiográficos y de la elevación de la troponina I con un incremento de la PCR correspondiente al cuarto cuartil. Se calcularon las odds ratio (OR) y los intervalos de confianza (IC) del 95%. Para el análisis como variable continua, los valores de la PCR, como variable de distribución no gaussiana, fueron comparados mediante tests no parámetricos (test de la U de Mann-Whitney) entre los subgrupos definidos por las variables categóricas clínicas, angiográficas y elevación de troponina. El análisis multivariable se efectuó mediante regresión múltiple escalonada, introduciendo las variables que habían mostrado una asociación (p < 0,1) con la PCR en el análisis univariable. Para la regresión múltiple escalonada se utilizó la transformada logarítmica de los valores de la PCR como variable independiente, dado el sesgo hacia la derecha de su distribución12.
RESULTADOS
Características del grupo de estudio
La edad media de la población fue 63 ± 12 años, con un 77% de varones. La frecuencia de los factores de riesgo coronario fue la siguiente: un 30% de fumadores activos, un 54% de hipertensos, un 50% con antecedentes de hipercolesterolemia y un 23% de diabéticos.
La troponina se elevó (≥ 1 ng/ml) en 55 pacientes (44%). El vaso coronario enfermo fue la arteria descendente anterior en 61 pacientes (49%), la arteria circunfleja en 40 (32%) y la coronaria derecha en 24 (19%). El análisis de la complejidad angiográfica de la lesión causante mostró falta de flujo TIMI normal (flujo TIMI < 3) en 41 casos (33%) y se identificó un trombo en 13 pacientes (10%).
Se observó un flujo TIMI < 3 en 23 pacientes con elevación de la troponina, en 5 con isquemia en el electrocardiograma, en 7 con test de esfuerzo precoz anormal y en 6 con alta probabilidad de síndrome coronario agudo con contraindicación al test de esfuerzo precoz. La presencia de trombo angiográfico en estos subgrupos fue la siguiente: 11 en el subgrupo con troponina elevada, 1 en el de isquemia electrocardiográfica y 1 en el de alta probabilidad de síndrome coronario agudo.
Distribución de la proteína C reactiva por cuartiles
La media de los valores de la PCR fue de 15 ± 24 mg/l y la mediana de 6 mg/l (intervalo intercuartílico, 1,9-18 mg/l). El análisis de la distribución por cuartiles de la PCR (0-1,9, n = 32; 2-6, n = 36; 6,1-18, n = 28; > 18, n = 29, mg/l; fig. 1) reveló que la frecuencia de flujo TIMI < 3 en el vaso causante fue superior en el cuarto cuartil (31, 28, 18 y 55%; p = 0,02 para la tendencia, diferencias significativas entre el cuarto y tercer cuartil [p = 0,03; IC del 95%, 0,03-0,7]). Asimismo, la frecuencia de trombo fue mayor en el cuarto cuartil (3, 6, 7 y 28%; p = 0,007 para la tendencia, diferencias significativas entre el cuarto y los cuartiles primero [p = 0,02; IC del 95%, 0,03-0,46], segundo [p = 0,03; IC del 95%, 0,01-0,43] y tercero [p = 0,08; IC del 95%, -0,02 a 0,43]). En el cuarto cuartil también fue superior la proporción de pacientes con elevación de la troponina I (19, 44, 50 y 66%; p = 0,003 para la tendencia, diferencias significativas entre el cuarto y el primer cuartil [p = 0,003; IC del 95%, 0,12-0,81]).
Fig. 1. Distribución por cuartiles de la proteína C reactiva (PCR). El porcentaje de pacientes con falta de flujo TIMI < 3 en el vaso causante (31, 28, 18 y 55%; p = 0,02 para la tendencia) y de trombo (3, 6, 7 y 28%; p = 0,007 para la tendencia) fue superior en el cuarto cuartil, así como la elevación de la troponina I (19, 44, 50 y 66%; p = 0,003 para la tendencia).
Variables asociadas a la elevación de la proteína C reactiva
Se eligió un punto de corte de la PCR > 18 mg/l correspondiente al cuarto cuartil. En la tabla 1 se presentan los resultados del análisis univariable. Se han utilizado como variables independientes los factores clínicos (edad, sexo, tabaquismo activo, hipertensión arterial y diabetes mellitus), los hallazgos angiográficos (flujo TIMI < 3 y trombo) y la elevación de la troponina I. Sólo los datos angiográficos y la troponina I se relacionaron con una PCR > 18 mg/l. Mediante análisis de regresión logística, el trombo (OR = 4,1; IC del 95%, 1,2-14,3; p = 0,03) y la elevación de troponina I (OR = 2,6; IC del 95%, 1,1-6,3, p = 0,03) presentaron una relación significativa. Se introdujo en el modelo logístico la troponina I como variable continua (pico de troponina) en vez de cualitativa, y el trombo (OR = 3,7; IC del 95% = 1,1-13,7; p = 0,04) y la troponina (por 0,1 ng/ml; OR = 1,03; IC del 95%, 1,01-1,06; p = 0,01) persistieron como variables con relación independiente. Finalmente, cuando se sacó la variable trombo del modelo multivariable, el flujo TIMI < 3 (OR = 2,9; IC del 95%, 1,2-6,8; p = 0,02) junto con la elevación de la troponina (OR = 2,9; IC del 95%, 1,2-7,0; p = 0,02) se asoció con una PCR > 18 mg/l.
TABLA 1. Relación de los factores clínicos, los hallazgos angiográficos y la elevación de troponina (> 1 ng/ml) con la elevación de la PCR (> 18 mg/l)
Análisis de la proteína C reactiva como variable continua
Los valores más altos de la PCR se relacionaron (tabla 2) con la elevación de la troponina I (11 [3,4-29,1] frente a 4,5 [1,2-8,9] mg/l; p = 0,0001) y con una mayor complejidad de la lesión causante, tanto con la falta de flujo TIMI < 3 (10,5 [2,2-35,7] frente a 5,5 [1,7-12,5] mg/l; p = 0,05) como con la presencia de trombo (29,0 [6,1-65,0] frente a 5,3 [1,7-15,2] mg/l; p = 0,0001). No hubo correlación entre la edad y la PCR (r = 0,05, p = 0,6) ni asociación entre los datos clínicos y los valores de PCR (tabla 2). En el análisis de regresión múltiple escalonada, el trombo angiográfico (p = 0,02) y la elevación de la troponina I (p = 0,003) fueron factores independientes. Esta asociación se mantuvo al introducir el pico de troponina I como variable continua (p = 0,03 para el trombo y p = 0,001 para la troponina I).
TABLA 2. Relación de los valores de proteína C reactiva, como variable continua, con los datos clínicos y angiográficos y la elevación de troponina I (> 1 ng/ml)
DISCUSIÓN
Los resultados del presente estudio indican que la complejidad angiográfica de la lesión causante y la elevación de troponina se relacionan con el incremento de la PCR en los síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST.
Mecanismos causantes de la elevación de la proteína C reactiva
En los años recientes, la hipótesis de la inflamación arterial ha centrado el interés para explicar la génesis y progresión de la arteriosclerosis, así como la patogenia de los eventos coronarios agudos2. Diversos estudios han demostrado el valor pronóstico de la PCR en los síndromes coronarios agudos13-18. El mecanismo causante de la elevación de los marcadores de inflamación en los pacientes con peor pronóstico no está claro. La inflamación secundaria al daño miocárdico, la actividad inflamatoria vascular ligada a la rotura de la placa de ateroma o ambos podrían estar relacionados. Algunos estudios señalan que la necrosis miocárdica sería el mecanismo fundamental6,19. En este sentido, la asociación que hemos observado entre la elevación de la troponina y los valores de PCR parece concordar con esta hipótesis. Además, encontramos que la complejidad angiográfica de la lesión causante se asoció de manera independiente con el incremento de la PCR. Este dato apoyaría la influencia adicional de la inflamación vascular. Hay pocos estudios sobre marcadores de inflamación y hallazgos angiográficos en los síndromes coronarios agudos. Katritsis et al20, en un grupo de pacientes con sospecha de enfermedad coronaria, revelaron la asociación entre PCR y lesión causante de alto riesgo definida por trombo angiográfico o morfología excéntrica o irregular.
Tiempo de la determinación de la proteína C reactiva
La contribución parcial de la placa de ateroma o del miocardio necrótico a la elevación de los marcadores de inflamación podría depender del momento de la determinación de estos marcadores. Los valores de PCR aumentan de manera progresiva hasta alcanzar un máximo alrededor de 48-72 h después del comienzo del síndrome coronario agudo21. Teóricamente, en el momento del ingreso, cuando la necrosis miocárdica en caso de producirse está sólo en su inicio, los valores de PCR deberían depender de la inflamación vascular. En una etapa más tardía, cuando la necrosis miocárdica se ha completado, la inflamación del foco necrótico induciría el pico de PCR22. En pacientes con angina inestable pura sin necrosis (confirmada por una troponina normal), la PCR está aumentada al ingreso, lo que refleja la inflamación del árbol vascular, y persiste elevada durante los días siguientes sin variaciones significativas23; esto sugiere el mantenimiento del estado inflamatorio sin estímulos adicionales, como la necrosis del miocardio. Si se produce un infarto de miocardio, la necrosis constituye otro foco de inflamación6. Se ha observado que la elevación de la PCR es mayor en los síndromes coronarios agudos con elevación de troponina que en la angina inestable con troponina normal24. En el presente estudio, la PCR se determinó tardíamente, en teoría cuando la reacción inflamatoria en el foco de necrosis ya se habría producido. Esto explicaría la relación encontrada entre la elevación de la troponina y la PCR; sin embargo, la complejidad angiográfica de la lesión coronaria también se asoció de manera independiente, sugiriendo que la inflamación vascular también podría influir.
Limitaciones
La principal limitación de este estudio es que se ha asumido que el grado de complejidad angiográfica de la lesión causante, definida por la presencia de trombo y el flujo intraarterial TIMI, podría ser un marcador de la actividad inflamatoria en la placa subyacente. En este sentido, la angiografía presenta dos limitaciones. En primer lugar, en pacientes con infarto sin onda Q es frecuente la afección multivaso, que dificulta la identificación de la lesión causante25. Para soslayar este inconveniente, sólo se ha incluido a pacientes con afección de un solo vaso. En segundo lugar, la angiografía es un método poco sensible que sólo permite detectar las placas inestables con rotura anatómica suficientemente importante como para manifestarse en la angiografía26. Además, el análisis de las características morfológicas que se supone típicas de placa inestable (ulceración, excentricidad, fisura o irregularidad) está sometido a la subjetividad del observador. Se han analizado 2 parámetros morfológicos relativamente objetivos: el flujo intraarterial TIMI y la presencia de trombo. Ambos parámetros permitirían identificar lesiones muy inestables que hipotéticamente se podrían relacionar con una alta actividad inflamatoria, aunque el flujo TIMI podría estar también comprometido por placas no inestabilizadas. El grado de inestabilidad de las lesiones con cambios morfológicos menos marcados (sin trombo y con flujo TIMI normal) resulta difícil de establecer mediante la angiografía.
CONCLUSIONES
En los síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST, la elevación de la troponina y la complejidad angiográfica de la lesión coronaria causante se relacionan con el incremento de la PCR. Este hallazgo apoyaría que la actividad inflamatoria, tanto de la pared vascular como del foco de necrosis, podría estar implicada en la patogenia de la elevación de los marcadores de inflamación.
Correspondencia: Dr. J. Sanchís Forés.
Servei de Cardiologia. Hospital Clínic Universitari.
Blasco Ibáñez, 17. 46010 València. España.
Correo electrónico: sanchis_juafor@gva.es