Palabras clave
INTRODUCCIÓN
La perforación coronaria (PC) durante la revascularización percutánea (ICP) es una complicación infrecuente (un 0,2-3% según las series), aunque puede tener mal pronóstico por el riesgo de taponamiento cardiaco, necesidad de cirugía, formación de seudoaneurismas, arritmias o muerte1-4.
En 1994 Ellis et al1 realizaron una clasificación angiográfica de distintos grados de PC tras angioplastia simple relacionada con el pronóstico. Posteriormente se presentaron casos de PC por guía intracoronaria (GIC) que, aun sin cursar con extravasación de contraste a pericardio durante el procedimiento, podían evolucionar a taponamiento cardiaco5,6.
En el presente estudio se examina la incidencia de PC por GIC, se evalúa qué parámetros pueden predecir su aparición y se describe el tratamiento realizado y su evolución a corto-medio plazo.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional retrospectivo mediante revisión de historia clínica y base de datos del laboratorio de hemodinámica, que incluyó a los pacientes consecutivos a quienes se practicó ICP de octubre de 2000 a octubre de 2008.
Se valoraron variables como factores de riesgo cardiovascular clásicos, infarto de miocardio, revascularización quirúrgica (CABG) o ICP previa, función ventricular y tratamiento farmacológico, y parámetros técnicos como número de vasos enfermos, severidad de las lesiones, número de lesiones tratadas, stents y guías usadas, calcificación y/o tortuosidad coronaria, medicación periprocedimiento y flujo TIMI (thrombolysis in myocardial infarction flow) inicial.
Definiciones
Taponamiento cardiaco: presión arterial sistólica ≤ 90 mmHg con pulso paradójico y/o derrame pericárdico con signos ecocardiográficos de deterioro hemodinámico7. Lesiones coronarias tipo A, B o C, según las recomendaciones del American College of Cardiology/American Heart Association8. Oclusión coronaria: ausencia de flujo anterógrado coronario (TIMI 0)9; se la consideró crónica si tenía más de 3 meses de evolución10. Revascularización multivaso: revascularización de al menos dos arterias coronarias distintas o tronco común. GIC hidrófilas: las que tienen recubrimiento polimérico en la punta, que facilitan mejor navegación en lesiones coronarias tortuosas o severamente estenóticas; en nuestro caso, Pilot® 50, Pilot® 150, Whisper® (Abbott-Cardiovascular, Illinois, Estados Unidos)11. PC: extravasación de contraste a pericardio o cavidad intracardiaca por rotura de arteria epicárdica o derrame pericárdico y posición de la GIC fuera del lecho arterial.
Variables de resultado
Se incluyeron: PC por GIC; taponamiento cardiaco, tanto inmediato como diferido (fuera de la sala de hemodinámica); necesidad de revascularización temprana (ICP o CABG urgente) y mortalidad hospitalaria.
El análisis estadístico se realizó mediante el programa estadístico SPSS. Las variables continuas se describen como media ± desviación estándar; se compararon mediante prueba de la t de Student, previo estudio de homogeneidad de la varianza. Las variables categóricas se muestran como valor absoluto y porcentaje; se compararon con test no paramétrico de la U de Mann-Whitney. La significación estadística se define como p < 0,05. Se realizó un análisis de regresión logística lineal con las variables significativas del análisis univariable, y el resultado se presenta como odds ratio (OR) ajustada a su intervalo de confianza (IC) del 95%.
RESULTADOS
En el periodo de estudio se realizaron 4.353 procedimientos de ICP consecutivos, con 6.994 lesiones tratadas. Se detectaron 30 PC, de las que 15 (el 0,35% del total de ICP) correspondieron a PC por GIC (fig. 1).
Fig. 1. A: rotura de la arteria coronaria tras dilatación con balón, con paso de contraste a pericardio. B: perforación por guía intracoronaria tras progresión fuera del lecho vascular arterial.
Las variables relacionadas con la PC por GIC fueron la presencia de más de una lesión por vaso (p = 0,016), el número de vasos afectados (p = 0,005), las lesiones complejas (p = 0,002), el porcentaje de estenosis (p < 0,001), el flujo TIMI inicial 0 (p < 0,001), el uso de más de una GIC (p < 0,001), el uso de guías hidrófilas (p < 0,001) y actuar sobre oclusiones crónicas (p < 0,001) (tabla 1). No hubo relación entre el grado de urgencia o la indicación clínica del procedimiento con la aparición de PC por GIC.
En el análisis multivariable, usar GIC hidrófilas (OR = 2,33; IC del 95%, 1,34-4,05) y actuar sobre oclusiones crónicas (OR = 3,31; IC del 95%, 1,05-10,46) se relacionaron de manera independiente con la aparición de PC por GIC.
El diagnóstico de PC se realizó por molestia torácica durante el procedimiento o tras objetivar claramente la GIC fuera del espacio vascular en 8 casos; todos cursaron sin complicaciones. Los 7 restantes se iniciaron con distinto grado de taponamiento cardiaco, siempre de forma subaguda, y el diagnóstico de PC se realizó a posteriori. De éstos, 3 presentaron molestias torácicas inespecíficas las horas previas; en otros 3 casos el taponamiento ocurrió pasadas 24 h y en otro, tras 3 días de evolución. En todos el diagnóstico se confirmó mediante ecocardiografía y se realizó pericardiocentesis, que fue efectiva en 3 casos. Los 4 restantes requirieron drenaje quirúrgico, con evolución posterior favorable (3 eran casos con infarto tratados con angioplastia primaria, y se descartó la rotura de pared libre durante la cirugía). En todos los casos se administró protamina y se suspendió la perfusión de anti-GPIIb/IIIa si se estaba administrándolos.
La aparición de taponamiento cardiaco se relacionó con el número de GIC utilizadas (p = 0,039) y el uso de abciximab durante el procedimiento (p = 0,016) (tabla 2).
Ningún caso requirió CABG urgente y no hubo muertes relacionadas con el procedimiento o por otra causa.
DISCUSIÓN
En nuestro medio, la PC relacionada con ICP fue una complicación infrecuente, y en la mitad de los casos se debió a la salida de la GIC fuera del lecho vascular, sin rotura mayor de la arteria epicárdica.
En nuestra serie, las PC causadas por GIC fueron del tipo I de Ellis et al1, si bien, al contrario de lo que sucedía en el trabajo de esos autores y en el de Ramana et al12, hasta en la mitad de los casos se produjo taponamiento cardiaco. Éste se relacionó con el uso de anti-GPIIb/IIIa, como ya describieron Gunning et al y Javaid et al en casos de PC por rotura del vaso. Otros como Dippel et al y Ramana et al no encontraron esta relación12-15. La alta incidencia de taponamiento cardiaco podría deberse a que sea éste lo que lleva al diagnóstico, y probablemente la mayor parte de las PC por GIC pasen inadvertidas porque no muestran clínica alguna.
En la mitad de los casos los síntomas iniciales fueron nulos o las molestias fueron muy inespecíficas. A nuestro entender tiene especial relevancia que la clínica de taponamiento ocurriera de forma subaguda (hasta 3 días tras el procedimiento), posiblemente debido a que el paso de sangre a pericardio se produce lentamente, por la pequeña zona de perforación que produce la GIC. Así, en todo paciente que tras ICP presente un cuadro clínico de hipotensión y/o dolor torácico, se debe considerar la posibilidad de PC por GIC con taponamiento cardiaco asociado. El ecocardiograma urgente en estos casos puede ser de gran utilidad.
El tratamiento que se debe seguir ante una PC por GIC no está bien definido. En nuestra serie se suspendió la anticoagulación en todos los casos y se revirtió su efecto con protamina5,16. Si se estaba administrando anti-GPIIb/IIIa, se suspendió ese tratamiento y se trasfundieron plaquetas. En ningún caso se suspendió la doble antiagregación.
Limitaciones
Se trata de un estudio retrospectivo, con una pequeña cantidad de pacientes con la complicación en estudio. Puede haber un infradiagnóstico de perforaciones distales por GIC debido a que pasaran inadvertidas durante la angioplastia y cursaran sin complicaciones. Por último, el protocolo de tratamiento ante PC se cumplió a discreción del hemodinamista.
CONCLUSIONES
La PC por GIC durante el procedimiento percutáneo es una complicación infrecuente, aunque puede ser grave. En nuestra serie se relacionó con la enfermedad multivaso, el grado de estenosis, las oclusiones totales, el uso de GIC hidrófilas y el número de GIC utilizadas. La GIC y el uso de anti-GPIIb/IIIa predispusieron al taponamiento cardiaco, que ocurrió de manera subaguda y requirió pericardiocentesis y/o drenaje quirúrgico. En nuestra serie de PC por GIC, no se produjeron muertes en la fase hospitalaria.
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Correspondencia: Dr. E. Fernández-Nofrerías.
Sección de Hemodinámica del Servicio de Cardiología. Hospital Universitari Germans Trias i Pujol.
Ctra Canyet, s/n. 08916 Badalona. Barcelona. España.
Correo electrónico: enofre@hotmail.com
Recibido el 29 de diciembre de 2008.
Aceptado para su publicación el 20 de julio de 2009.