ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 50. Núm. 4.
Páginas 254-259 (Abril 1997)

Evolución a lo largo de 10 días de un modelo de miocardio aturdido mediante isquemias muy breves y repetidas

Ten days evolution of a stunned myocardium model due to very brief and repeated ischemias

Vicente Pallarés CarrataláaAmparo Hernándiz MartínezaJuan Cosín AguilaraManuel Portolés SanzaCarmen Capdevila CarbonellaFrancisco Pomar DomingobFrancisca Andrés Conejosa

Opciones

Introducción y objetivos: En trabajos previos hemos observado cómo procesos isquémicos de muy breve duración (2 min) y de breve reperfusión (3 min), repetidos hasta 20 veces (protocolo isquémico [PI]) son capaces de provocar disfunción contráctil de la zona sometida a isquemia, con un descenso de la fracción de acortamiento (FA) del 28,6% a las 24 h y todo ello manteniendo un flujo coronario similar al basal (aturdimiento). El propósito de este estudio es conocer la evolución de la disfunción isquémica en comparación con el resto del miocardio. Para ello hemos efectuado un seguimiento durante 10 días tras finalizar el PI.
Métodos: Se han utilizado 24 perros mestizos, rea- lizándose el PI descrito, midiendo parámetros de función regional, mediante la implantación de un par de cristales ultrasónicos crónicos en el área isquémica (dependiente de arteria coronaria descendente anterior), y un par en una zona control (dependiente de arteria circunfleja). Resultados. Tras evaluar los resultados, observamos cómo la FA, que a las 24 h de finalizado el PI se encontraba un 28,6% por debajo de los valores basales (p < 0,05), durante los siguientes días persiste en la afectación, llegando a un máximo del 67,88% (p < 0,01) en el quinto día, iniciándose a partir de entonces una recuperación progresiva, que se sitúa el décimo día de seguimiento en un 18,95% (NS) por debajo de los valores basales. En ningún momento hemos observado variaciones significativas en los parámetros hemodinámicos. Conclusiones. Los episodios muy breves y repetidos de isquemia (en los términos experimentales que se han descrito) producen una disfunción contráctil que alcanza su máxima afectación el quinto día, y que se recupera el décimo día. Estas alteraciones podrían explicar, en clínica, los episodios de insuficiencia ventricular izquierda con recuperación espontánea que se producen en el seno de una cardiopatía isquémica estable, sin ninguna evidencia de una causa inmediata

Palabras clave

Miocardio aturdido
Disfunción contráctil
Isquemia miocárdica

INTRODUCCIÓN

El concepto del «miocardio aturdido» 1,2 describe una situación caracterizada por una depresión transitoria de la función miocárdica tras un episodio isquémico breve y que se recupera tras la reperfusión, y que ha sido suficientemente contrastado en experimentación animal, sobre todo en su modelo clásico de isquemia única. Sin embargo, aunque esta situación (isquemia única) se produce en clínica, la mayoría de los pacientes experimentan episodios de isquemia múltiples y recurrentes (con o sin dolor), a consecuencia de espasmo o trombosis.

Con esta idea, y pensando que un modelo de isquemia de muy breve duración y repetida muchas veces sea capaz de generar aturdimiento y a su vez simular los episodios de isquemia silente en la clínica, en nuestra unidad experimental hemos desarrollado un modelo canino de isquemia repetida mediante la provocación de 20 procesos de isquemia de muy breve duración (2 min), y de muy breve reperfusión (3 min). Si bien este tiempo de isquemia (un solo episodio) no produce ningún tipo de alteración funcional de forma aislada, cuando se realiza de forma repetida, y sin un tiempo de recuperación lo suficientemente largo, origina un deterioro progresivo de la función regional de la zona isquémica, observando cómo despues de 4 h de finalizado el protocolo isquémico (PI), la función regional se sitúa un 32,2% por debajo de los valores control, y un 28,6% a las 24 h, mostrando un flujo coronario similar al basal en todo momento 3 . Sin embargo, desconocíamos la evolución posterior de la función regional del territorio sometido a los episodios de isquemia. El objetivo que nos hemos propuesto en este trabajo ha sido estudiar la evolución de las alteraciones de la función regional, para lo cual hemos realizado un seguimiento hasta 10 días después de la aplicación del PI descrito.

MATERIAL Y MÉTODO

Se utilizan un total de 24 perros mestizos de ambos sexos con unos pesos comprendidos entre los 19 y los 27 kg (22,25 ± 2,85). En todos los casos se cumple la normativa sobre protección de animales utilizados para experimentación establecida por la administración (R.D. 223/1988).

La preparación experimental de los animales ha sido ya descrita en trabajos previos 3 .

ESTUDIO DE FUNCION GLOBAL

Y REGIONAL

Para la medida de los parámetros de la función regional, tanto durante el acto quirúrgico como durante los días de seguimiento, se han implantado en subendocardio dos pares de cristales ultrasónicos crónicos (Triton Technology, Inc. Segment Lenght Xducer P/N SL 5-2), un par en el área isquémica, dependiente de arteria coronaria descendente anterior (ADA), y un par en el área control dependiente de arteria coronaria circunfleja (ACx). Alrededor de la ADA y tras su disección, se coloca un lazo de seda para realizar oclusiones mediante un clamp vascular atraumático. El flujo coronario se registró mediante la colocación alrededor de ADA de un medidor electromagnético de flujo (Transonic System Inc. Mod. T206). Para la medida de la presión ventricular izquierda (PVI), durante el acto quirúrgico y el último día de seguimiento en cada una de las series, se coloca un catéter en cámara ventricular a través de su pared libre.

Protocolo isquémico (PI) (fig. 1)



Fig. 1. Representación del protocolo de estudio utilizado. OCL: oclusiones; REP: reperfusiones; ECG: electrocardiograma; n: número de perros utilizados.

Consiste en la realización de 20 obstrucciones completas de ADA, de 2 min de duración, separadas por

3 min de reperfusión entre ellas, analizando la función global y regional al principio y al final de cada uno de los procesos isquemia/reperfusión. Tras la finalización de éste se procede a la retirada del lazo oclusor, del medidor electromagnético de flujo y del catéter de PVI, cerrando el tórax. Los cables de los cristales ultrasónicos son exteriorizados a través de la pared torácica, de tal forma que nos permita el registro diario de la contractilidad segmentaria tanto de la zona sometida a isquemia (ADA), como de la zona control (ACx).

Los parámetros estudiados incluyen la frecuencia cardíaca (FC), ECG periférico (derivaciones DII y DIII), PVI, dP/dt de PVI, longitud telesistólica (LTS), longitud telediastólica (LTD) y fracción de acortamiento (FA).

La calibración de los registros se realiza al inicio de cada experimento, cada 5 oclusiones, al final de cada experimento, y posteriormente todos los días antes de realizar el registro correspondiente.

Protocolo de estudio (fig. 1)

Una vez realizado el PI anteriormente mencionado, se realizan controles diarios de función regional y ECG durante 10 días.

Se han realizado tres series: serie I (8 perros), con un seguimiento de 5 días; serie II (8 perros), con un seguimiento de 7 días, y serie III (8 perros), con un seguimiento de 10 días. En cada una de las series, el último día de seguimiento y con el tórax abierto se vuelven a medir flujo coronario, PVI y la dP/dt.

Para el análisis estadístico de los datos se ha utilizado el programa SOLO Statistical System (BMP Statistical Software, Inc.). Se consideran los valores promedio de cada situación, y sus desviaciones estándar. La comparación entre las medias se ha realizado mediante el test de la t de Student y el análisis de la variancia, considerando como límite de confianza el 95%, por lo que una probabilidad menor al 5% en favor de la hipótesis de nulidad fue considerada de valor estadístico.

RESULTADOS

Parámetros hemodinámicos (tabla 1)

Los parámetros hemodinámicos no presentaron variaciones significativas. La FC mantiene unos valores ligeramente superiores a los observados en situación basal, debido probablemente a que el control diario se realiza con el animal consciente y sin sedación. El control del Fl Co realizado en series previas a las 4 y 24 h, y en las series de este trabajo a los 5, 7 y 10 días, muestra que no existen variaciones respecto a los valores basales en ningún momento de la recupe-

ración 3 .

Parámetros de función regiona l

Zona control

Durante los días siguientes a la aplicación del PI observamos cómo la LTS se mantiene en valores similares a los basales. La LTD sufre una ligera caída tras el cierre del tórax, permaneciendo hasta el noveno día de recuperación (9,62%; NS), recuperando el valor basal el décimo día (fig. 2a). La curva de la FA y tras el cierre del tórax se mantiene en valores por debajo de los basales, adoptando una forma de «U» que hemos interpretado ha sido causada porque los controles se han realizado con tórax cerrado. En ninguno de los puntos evaluados se apreció una diferencia significativa con respecto al valor basal (NS) (fig. 3).

Fig. 2. Evolución de las longitudes telediastólica (LTD) y telesistólica (LTS) de los segmentos isquémico y control. En la figura A se representa la evolución de ambas longitudes en la zona control (ACx) y en la figura B la evolución de la zona isquémica (ADA). Las significaciones son con respecto al valor basal. PI: protocolo isquémico. Fig. 3. Evolución de la fracción de acortamiento (FA). Se representa la evolución de la zona isquémica (ADA) comparando con la zona control (ACx). Observamos cómo en la zona isquémica, y tras la aplicación del PI, la FA sufre una afectación progresiva durante los primeros días de seguimiento, hasta un máximo el quinto día, iniciando a partir de este punto una recuperación progresiva. PI: protocolo isquémico.

Zona isquémica

Una vez finalizado el PI y tras el cierre del tórax, la FA se encuentra afectada un 25,48% (NS) con respecto a su basal. Durante los primeros días de seguimiento presenta una afectación progresiva que alcanza su máximo el quinto día tras el PI (67,88%; p < 0,01). A partir de este punto la curva presenta una tendencia hacia la recuperación, presentando el décimo día

una afectación sobre el basal de sólo un 18,95% (NS)

(fig. 3).

Comparación entre zona isquémica y zona control

En la figura 3 se observa cómo evoluciona la FA en ambas zonas. Durante los primeros días de seguimiento las diferencias entre ambas zonas van aumentando progresivamente, alcanzando el máximo al quinto día, con una diferencia de un 54,06% (p < 0,01). En el décimo día, esta diferencia se sitúa en sólo el 17,91% (NS).

DISCUSIÓN

Está suficientemente documentado que la oclusión completa de una arteria coronaria va seguida de una serie de cambios en la contracción miocárdica. Isquemias de duración inferior a 20 min no producen necrosis, pero causan una afectación de la función contráctil que permanece deprimida hasta varios días después 4,5 . En estudios con oclusiones coronarias de diferente duración 5,6 se ha demostrado que el tiempo de recuperación funcional de una zona de miocardio sometida a isquemia es directamente proporcional a la duración de la oclusión. A este respecto inicialmente se pensó que, cuando la isquemia era de breve duración, la recuperación de la contractilidad era completa en unos minutos 7-10 . Sin embargo, Théroux et al 11 , en 1976, observaron que tras una oclusión completa de 2 min de la ACx en perros anestesiados, la función contráctil regresaba a valores normales a los 2 min de liberar la oclusión, pero persistiendo leves alteraciones de la protodiástole en la zona isquémica hasta 45 min después de la reperfusión.

Actualmente existe unanimidad en que períodos de isquemia de 15 min ocasionan una disfunción segmentaria de la contractilidad ventricular que persiste varias horas después de restablecerse el flujo y que la duración de la disfunción postisquémica está directamente relacionada con la duración de la oclusión coronaria 12-19 .

También ha sido demostrado que episodios de isquemia breves y repetidos producen una disfunción contráctil prolongada en ausencia de lesión irreversible, siendo Geft et al 14 los primeros en describirlo. Sin embargo, existen discrepancias entre los diferentes grupos investigadores que han utilizado modelos de isquemia repetida, en cuanto a la observación o no de un efecto acumulativo, dependiendo éste fundamentalmente del período de reperfusión entre cada proceso isquémico 20-24 . Así, en 1985, Nicklas et al 20 , utilizando un modelo canino, observan cómo tras 16 oclusiones sobre la ADA repetidas, de 5 min de duración, y con 10 min de reperfusión entre ellas, y dejando una hora de recuperación una vez finalizado el protocolo isquémico, se produce un deterioro progresivo de la función sistólica regional de un 20% tras la primera oclusión, de un 82% tras la octava y de un 91% tras la última oclusión, presentando un 104% de afectación tras una hora de recuperación. Zhao et al 21 , utilizando un modelo canino en el que realizan 12 oclusiones sobre la arteria descendente anterior, con el mismo tiempo de isquemia y de reperfusión que los anteriores autores y con 90 min de recuperación, comunican resultados similares.

En nuestro laboratorio, en trabajos previos en los que se aplica el esquema isquémico descrito en este trabajo 3 , observamos cómo tras la novena oclusión, la fracción de acortamiento se encuentra afectada en un 7,1%, tras la oclusión 20 un 14,9% y tras 60 min de recuperación un 18,9% con respecto a los valores basales. Vemos que estos resultados difieren de los comunicados por los autores anteriores en cuanto al grado de afectación, diferencias que pueden deberse al diferente tiempo de isquemia, siendo nuestro modelo más suave, aunque con un menor tiempo de reperfusión entre las oclusiones; pero al igual que ellos, observamos un efecto acumulativo de la lesión producida, evidenciado también por otros autores 25-28 .

Si observamos los tiempos totales de isquemia descritos vemos que éstos serían suficientes para provocar una lesión irreversible del miocardio afectado; así, en el modelo de Nicklas et al 20 , el tiempo total es de 80 min de isquemia, en el de Zhao et al 21 , de 60 min y en el de Chen et al 24 , de 40 min, igual tiempo que en nuestro modelo; la diferencia con los modelos de isquemia única (menos de 20 min de isquemia total) es que la disfunción mecánica se desarrolla de forma gradual, pero estando asociada al grado de carga isquémica total (40-60 min frente a 10-15 min).

El modelo descrito en este trabajo es el que está sometido a más procesos isquémicos, pero también es el que tiene el período de isquemia más breve de los descritos en la bibliografía, y el grado de afectación observado no difiere del descrito por otros autores con tiempos de isquemia mayores, por lo que si la isquemia parece tener una influencia determinante, debe ser el poco tiempo de reperfusión que dejamos entre cada proceso (3 min), que es insuficiente para que la función se recupere totalmente, y se vaya acumulando el grado de disfunción.

Gall et al 29 , ocluyendo la ADA en un modelo canino dos veces, con un tiempo de duración de isquemia de 15 min cada una de ellas, y con una hora de reperfusión entre ellas, observan cómo la repetición de la isquemia retrasa la recuperación de la función, si la comparamos con un episodio de oclusión única, y que esta disfunción puede seguir empeorando a pesar de la reperfusión. En nuestro modelo observamos, al igual que estos autores, cómo tras la finalización del protocolo isquémico, la fracción de acortamiento sigue afectándose de forma progresiva hasta un máximo el quinto día (67,88%; p < 0,01). Estos autores denominan a la disfunción acumulada «myocardial creep» ( miocardio perezoso ), concepto que según estos autores podría ayudar a explicar la disfunción acumulada en los procesos de isquemia repetida. Este concepto lo definen como un cambio en la longitud segmentaria bajo unas condiciones de carga constantes y que histológicamente se correlaciona con un ensanchamiento de las bandas I y un incremento de la longitud de las miofibrillas, y que no suele verse en los estudios histológicos, según ellos, debido posiblemente a las técnicas de fijación del tejido. Este incremento de la longitud de las miofibrillas mantiene menos puentes de actina-miosina, disminuyendo la demanda energética. Todo ello es un fenómeno estructural, que persiste tras el cese del evento que lo pone en marcha (isquemia-carga), por lo que isquemias repetidas pueden producir tirones acumulativos, o «creep», sin producir necesariamente una lesión acumulativa en la maquinaria metabólica celular. Por ello, la contribución del fenómeno «creep» miocárdico a la disfunción tras isquemias repetidas concuerda con estudios previos que han comunicado una estructura histológica normal, disminución de la demanda energética y un pequeño efecto adicional sobre el metabolismo celular. En estudios realizados en nuestro laboratorio 3 observamos cómo al analizar la estructura del tejido a las 24 h de aplicado el PI a la microscopia electrónica, éste presentaba importantes alteraciones de la estructura mitocondrial (aclaramiento de su matriz, vacuolizaciones, desorganización de crestas, etc.) apuntando que esta lesión puede ser el sustrato patológico de este tipo de aturdimiento miocárdico.

El período de recuperación mitocondrial (actualmente en estudio) y, en consecuencia según nuestra hipótesis la recuperación de la disfunción, alterará el recambio mitocondrial normal 30,31 debido a que el grado de la lesión será distinto en cada grupo mitocondrial. Todo esto tiene relación con la teoría de Gall et al 29 , dado que la afectación mitocondrial hace que las fibras no dispongan de la energía suficiente para contraerse de una forma adecuada hasta que la lesión se haya recuperado.

Implicaciones clínicas

La repetición de los procesos isquémicos como los del protocolo descrito en este estudio provocan una lesión acumulativa que persiste al menos hasta 8 días después de finalizados, produciendo un aturdimiento crónico. A nivel clínico, y como comentábamos en la «Introducción», la mayoría de los pacientes con enfermedad coronaria desarrollan episodios repetidos de isquemia breve (silente o doblemente silente), estando demostrado en estudios en los que se ha utilizado Holter, que han estimado que la frecuencia de estos episodios por día se sitúa entre 10 y 20 32 ; por tanto, nuestro modelo sería similar a los episodios que padecen este tipo de pacientes. Dado que a partir de nuestros resultados sabemos que la disfunción, si cesa el evento isquémico, se recupera, esto nos demuestra la importancia de tratar a este tipo de pacientes (asintomáticos), lo que evitaría el desarrollo de una insuficiencia ventricular izquierda de origen isquémico.

Por último, nos queda otra cuestión, una vez recuperada la función (¿y la ultraestructura?), qué ocurriría si repetimos el PI, ¿se prolongaría el período de disfunción hasta cronificarse o, por el contrario, se produciría un cierto precondicionamiento que disminuya la lesión?

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