Editado por J. Willis Hurst y Douglas C. Morris. Armonk, Nueva York: Futura Publishing Company Inc., 2001; 528 págs., 136 figuras, 25 tablas. ISBN: 0-87993-482-4.
El dolor torácico es uno de los síntomas que con mayor frecuencia motivan una consulta médica. Su importancia radica no sólo en su alta prevalencia, sino también en las posibles connotaciones clínicas importantes, sobre todo el dolor de origen coronario. En muchas ocasiones el paciente que aqueja este tipo de dolor es dado de alta con diagnósticos imprecisos, tales como dolor precordial no coronario, o bien precordalgia atípica, absolutamente inespecíficos, que demasiadas veces no van seguidos de un intento de llegar al verdadero origen del síntoma.
Es éste un libro que pretende un análisis clínico sistemático de los distintos tipos de dolor torácico, a lo largo de 52 capítulos. El título viene entrecomillado en razón de la amplitud de las localizaciones a que se va a dedicar; más que precordiales, se refiere a todos o a la mayor parte de los dolores posibles «de cintura para arriba». La flecha también es un componente del título con significado específico.
Merece la pena valorar en esta obra el gran sentido clínico que la orienta. Se ocupa antes que nada de las características propias y diferenciales de cada tipo de dolor: localización, extensión, duración, causas precipitantes y resolutivas, etc. También de los medios diagnósticos más apropiados en cada caso para su diagnóstico positivo y diferencial, y sólo al final de cada capítulo refiere algún comentario fisiopatológico, así como una revisión somera de los aspectos terapéuticos fundamentales.
Es una obra que debemos recomendar al cardiólogo clínico. También será de utilidad sin duda para médicos de familia, internistas y profesores clínicos, quienes pueden apoyar en él aspectos básicos de la docencia práctica o de los programas basados en la resolución de problemas. Los residentes obtendrán de esta obra no sólo una gran cantidad de información práctica, sino también un sentido clínico del proceso diagnóstico que debería presidir todas las actuaciones médicas, antes de recurrir, de entrada, como con frecuencia hacemos, a métodos diagnósticos instrumentales.
Las figuras únicamente representan esquemas del tórax en su cara anterior o posterior y en ellas las localizaciones de cada uno de los tipos de dolor que se describen. Willis Hurst es un bien conocido y acreditado profesor emérito de la Universidad de Emory en Atlanta, autor de uno de los clásicos de la cardiología que no suele faltar en nuestras bibliotecas. Lo ha dirigido en colaboración con otro profesor de la misma universidad, Douglas C. Morris, y en él han participado además otros 28 autores. Creo que es una obra muy recomendable. Su precio no nos ha parecido excesivo.