Editado por José Marín-García. Springer Ediciones, Estados Unidos. 2008: 568 páginas, 42 figuras y 44 tablas. ISBN 978-0-387-74071-3.
La primera sensación que uno tiene cuando abre este libro es que se encuentra ante un texto que empieza donde otros acaban. Existen bastantes libros en inglés y en español que han abordado de manera monográfica el tema del envejecimiento cardiaco. Normalmente estos libros siguen, con mayor o menor detenimiento, un esquema bastante clásico. Se inician con una serie de capítulos orientados a exponer las modificaciones que la edad va introduciendo en la morfología, macroscópica y microscópica, de las diferentes estructuras que constituyen el corazón, así como en su respuesta funcional durante el reposo y el ejercicio. Posteriormente, suelen centrarse en las diferentes alteraciones patológicas que podemos encontrar en el cardiópata añoso, exponiendo sus aspectos más característicos y los retos clínicos que ofrecen desde el punto de vista de la valoración diagnóstica y de la actitud terapéutica.
No es éste el caso. Aquí los protagonistas son la célula y la molécula. Los instrumentos de interpretación a los que se recurre son la genómica, la proteómica, el ADN recombinante y otras técnicas de este tipo. Como dice su autor en la introducción, lo que se pretende es introducir nuevas ideas de cara a futuros progresos. A mi juicio, además de pretenderlo, se consigue.
En la primera parte se aborda lo que el autor denomina «una visión posgenómica del envejecimiento general y cardiaco». Supone un buen repaso, resumido y claro, de las teorías más clásicas en vigor actualmente sobre estas materias. La segunda parte incluye un capítulo muy novedoso sobre el tipo de técnicas utilizadas para avanzar en este campo y actualiza los fenotipos moleculares y celulares del envejecimiento cardiovascular. En la tercera parte se analiza la correlación del aparato cardiovascular con los diferentes órganos y sistemas, siempre desde la perspectiva que da origen al título del libro.
A continuación viene el apartado más extenso, con diferentes capítulos dedicados a los principales procesos patológicos que pueden afectar al anciano. La quinta parte está dedicada íntegramente a cuestiones relacionadas con la genética. La sexta aborda de manera específica «los tratamientos» e incluye cuestiones relacionadas con la investigación traslacional, la farmacogenómica y la terapia celular. También analiza el papel que la nutrición y la actividad física tienen en este terreno. Por último, el libro concluye con un apartado dedicado a escudriñar acerca del futuro de la investigación en relación con el envejecimiento.
En conjunto el libro resulta apasionante. Puede ser algo duro en un principio para aquellos que, por nuestra condición de clínicos, estamos poco acostumbrados al lenguaje que se nos ofrece. Sin embargo, en la medida en la que se introduce en un campo al que nadie con un mínimo de interés científico va a poder ser ajeno en un futuro inmediato, creo que su lectura resulta altamente recomendable. Lo es para los cardiólogos; también para los geriatras y otros especialistas que atienden en su práctica diaria a este tipo de pacientes. Y lo es, indudablemente, para fisiólogos, genetistas, biogerontólogos y, en general, todos aquellos que se muevan en el mundo de la investigación en este terreno.
Hay que decir que su editor, autor principal y casi exclusivo (hay una mínima participación de otros dos autores), es un cardiólogo, compatriota nuestro, de Lorquí (Murcia), que dirige el Instituto de Cardiología Molecular y Neuromuscular de Highland Park en New Jersey. Vayan para él una felicitación y el agradecimiento explícito por el esfuerzo y acierto que representan afrontar y conseguir una obra como la que aquí se comenta.