ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 77. Núm. 5.
Páginas 361 (Mayo 2024)

Viaje al corazón de las palabras
Tumor plop

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En la entrega número 79 de esta serie1, el pasado mes de julio, les hablaba de las onomatopeyas, esas palabras que tratan de imitar o recrear un sonido: beee, bla-bla-bla, bum, catapum, chinchín, clic, cucú, gluglú, jajajá, miau, ñam-ñam, ¡plas, plas, plas!, puaj, rin-rin, tic-tac, tilín, uf, zzz… Y les decía entonces que, en ocasiones, las onomatopeyas pueden variar mucho de una lengua a otra. Los perros hacen ‘guau guau’ en español, pero woof woof en inglés; los pajaritos, ‘pío pío’ en español y tweet tweet en inglés; el gallo, ‘quiquiriquí’ en español y cock-a-doodle-doo en inglés; y el gato, ‘miau’ en español y meow en inglés. Cuando nos hacemos daño, gritamos ‘¡ay!’ en español, mientras que en inglés gritan ouch! o ow!; los besos suenan ‘mua’ en español, pero mwah o smack en inglés; y los estornudos suenan ‘¡achís!’ en español, pero atchoo! o atishoo! en inglés.

Otras veces, en cambio, las onomatopeyas se escriben exactamente igual en español y en inglés; pienso, no sé, en el tic tac de un reloj, en el zip de una cremallera, en el pop que suena al descorchar una botella, en un movimiento de zigzag o en el cha-cha-cha de un ritmo cubano.

A medio camino entre las del primer párrafo y las del segundo tendríamos las onomatopeyas que suenan muy parecido en ambas lenguas, pero por escrito presentan pequeñas diferencias ortográficas. En estos casos, la costumbre de leer tebeos, historietas y cómics que, aun escritos en español, conservan sin modificar o usan directamente las onomatopeyas inglesas está consiguiendo que cada vez sean más los hablantes que escriben a la inglesa nuestras onomatopeyas tradicionales. Así, nuestras bombas solían hacer ‘bum’ al explotar, pero cada vez más hacen ahora boom!; nuestras pistolas hacían ‘pam pam’, mientras que ahora suelen hacer bang bang; los cerditos hacían ‘oinc’, mientras que ahora suelen hacer oink; para asustar decíamos ‘¡bu!’ o ‘¡buh!’ y un auto pasaba veloz haciendo ‘zum’, que cada vez veo escribir más boo! y zoom respectivamente. Cuando algo se rompe, antes hacía ‘crac’; ahora, cada vez más crack. Los timbres solían hacer ‘din don’ o ‘tin ton’ en la puerta y ‘rin rin’ en el teléfono o la bicicleta; ahora, cada vez más ding dong los primeros y ring ring los segundos. Es la fuerza imparable del inglés escrito.

¿Y en cardiología? ¿Encontramos en nuestro lenguaje especializado onomatopeyas? ¡Claro que sí! Como veíamos en julio1, thump-thump y lub-dub son buenos ejemplos de las onomatopeyas comentadas en el primer párrafo: esas que son muy diferentes en inglés y español.

Como ejemplo de las onomatopeyas del segundo párrafo —las que no cambian de una lengua a otra—, el primero que se me ocurre es tumor plop, signo auscultatorio característico del mixoma cardiaco: la onomatopeya plop, en efecto, se escribe exactamente igual en inglés y español: plop tumoral.

Y como ejemplo del tercer grupo —onomatopeyas que pronunciamos igual o casi igual, pero que escribimos con alguna ligera diferencia ortográfica—, se me ocurre el sonido de chasquido breve que en inglés escriben click y en español escribimos clic (sin la k final): al apretar el gatillo de una escopeta, al pulsar el ratón del ordenador o, en cardiología, en la auscultación cardiaca de un paciente con estenosis mitral. Es característico el clic protodiastólico producido por la apertura de la válvula estenótica.

Fernando A. Navarro

Consejo Editorial, Revista Española de Cardiología

Obras de referencia recomendadas: Diccionario de dudas y dificultades de traducción del inglés médico (3.a edición), 2013-2024; disponible en: www.cosnautas.com/es/catalogo/librorojo.

«Laboratorio del lenguaje» de Diario Médico, 2006-2024, disponible en: www.diariomedico.com/opinion/fernando-navarro.html.

Bibliografía
[1]
F.A. Navarro.
¿Qué ruido hace el corazón?.
Rev Esp Cardiol., (2023), 76 pp. 493
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