Palabras clave
INTRODUCCIÓN
El síndrome del intervalo QT largo (SQTL) es una enfermedad debida a alteraciones en los genes que codifican diferentes canales iónicos (fundamentalmente de potasio y de sodio) que dan lugar a arritmias cardiacas potencialmente malignas1. Se las incluye en lo que conocemos como canalopatías, y gracias a estudios genéticos podemos identificarlas como entidades propias2. Algunas de ellas pueden ser sospechadas por el electrocardiograma (ECG) de superficie aunque, dada la diferente penetrancia, algunos pacientes portadores de la enfermedad y con riesgo de muerte súbita pueden quedar enmascarados. Las canalopatías más fácilmente reconocibles mediante ECG, además del SQTL, son el síndrome de Brugada (SB), que afecta al canal del sodio, o el síndrome de QT corto (SQTC), que afecta al canal de potasio. Diversos estudios atribuyen un porcentaje del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) a estas canalopatías3.
La prevalencia de estas entidades en nuestro país es desconocida. En el caso del SQTL existe un macrorregistro italiano4 con más de 34.000 recién nacidos que estableció el punto de corte para la normalidad del intervalo QT corregido por la frecuencia cardiaca (QTc) en 440 ms, con una prevalencia de 0,9/1.000 neonatos. Respecto al SB, no hay datos de neonatos, aunque sí de adultos de la población japonesa, con una prevalencia de 146,2/100.000 habitantes2. Finalmente, el SQTC es de reciente identificación5 y tampoco se sabe la prevalencia en neonatos.
El objetivo de este estudio es valorar la prevalencia de estas canalopatías a través de las alteraciones del ECG neonatal en una cohorte de neonatos consecutivos de un hospital en una ciudad multiétnica como Barcelona.
MÉTODOS
Entre noviembre de 2005 y noviembre de 2006, se realizó de forma consecutiva un ECG a todos los neonatos a término en el Hospital del Mar (Barcelona), durante las primeras 48 h de vida y con el paciente tranquilo. El ECG fue leído de forma independiente por dos cardiólogos, para evitar la variabilidad entre observadores. Se utilizó un electrocardiógrafo homologado Trim II (Phillips Inc., Eindhoven, Países Bajos), con derivación a un ordenador, donde posteriormente se hacía su análisis, permitiendo una ampliación del registro de hasta 8 veces y la utilización de marcadores para la medida correcta. Se midieron los intervalos PR, RR y QT en la derivación DII y se calculó el intervalo QTc por frecuencia cardiaca según la fórmula de Bazzet, siguiendo las guías europeas de interpretación del ECG neonatal6. En casos de discrepancias > 10 ms, se llegaba a un valor consensuado. Se recogieron además las siguientes variables: peso al nacer, sexo, anomalías hidroelectrolíticas o fármacos tomados por la madre que pudieran alargar el QTc, y la etnia de los padres, siguiendo la clasificación de Black7.
En el caso de que los progenitores no fueran del mismo grupo étnico, los neonatos eran incluidos en un grupo mixto.
Se utilizó la prueba de la c2 de Pearson (o la exacta de Fisher) para las diferencias de frecuencias entre los grupos. Se consideraron significativos los resultados con p < 0,05 (a = 0,05). Se utilizó el test de ANOVA de un factor con corrección múltiple de Tuckey para determinar si había diferencias entre etnias. El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS v14 (SPSS Inc., Chicago, Illinois, Estados Unidos).
RESULTADOS
De los 1.308 ECG recogidos, se excluyeron 3 casos por registro de calidad subóptima para el análisis. La media del peso al nacer de los 1.305 neonatos estudiados fue 3.260,97 ± 938,59 g; 674 (51,5%) eran varones. Se definieron 11 grupos étnicos diferentes. La frecuencia cardiaca media fue 133,15 ± 18,34 lat/min. No se encontraron ECG compatibles con SB ni con QTc £ 300 ms, indicio de SQTC. La medida del intervalo QTc seguía una distribución normal, con una media de 417,79 ± 28,47 ms. No hubo diferencias entre sexos. Tampoco hubo diferencias por etnias (tabla 1). El intervalo PR fue 109,27 ± 9,76 ms. No se detectó ningún ECG con bloqueo auriculoventricular congénito o síndrome de preexcitación.
En el análisis del porcentaje de pacientes con QTc largo, el 18,33% de los neonatos tenían un QTc 3 440 ms, y se observaron diferencias en cuanto a etnias: el 17,9% del grupo autóctono, el 27,7% del grupo de Magreb y Próximo Oriente (p = 0,016) y el 28,2% del grupo de India-Pakistán (p = 0,033). No hubo diferencias con el grupo de Centroamérica y Suramérica: el 18,4% (p = 0,91).
Al emplear el mismo criterio utilizado en el macrorregistro italiano, que define el QTc largo por encima del percentil 97,5 del grupo más numeroso, el autóctono, el valor era 471,68 ms. Con este nuevo punto de corte, aún el 4,52% de la muestra tenía un QTc largo, y las diferencias por etnias se mantenían sólo entre el grupo autóctono (3,8%) y el grupo de Magreb y Próximo Oriente (10,9%) (p = 0,04), rozando la significación estadística en el grupo de India-Pakistán (9%) (p = 0,07).
DISCUSIÓN
Los resultados muestran que el QTc medio es discretamente superior al del registro de Schwartz et al4, probablemente porque su estudio incluía a pacientes de un solo origen étnico. En realidad, los resultados de este estudio son más concordantes con las cifras obtenidas en adultos, con un punto de corte de 470 ms entre la normalidad y la alteración del QTc.
Las diferencias étnicas encontradas probablemente reflejan diferencias genéticas, sin que esto suponga necesariamente una enfermedad. Además, la diferente penetrancia hace difícil descartar que valores de QTc dentro del rango de la normalidad no correspondan en realidad a pacientes afectos8. Por otro lado, Ackerman et al9 demostraron la existencia de diferencias entre cuatro grupos étnicos (asiáticos, negros, hispanos y caucásicos estadounidenses) en anomalías de los canales de potasio implicados en el SQTL.
Que 59 neonatos tuvieran QTc anormalmente largos no indica necesariamente que tengan la enfermedad4,10.
De hecho, se hizo un ECG de seguimiento en este grupo al mes del nacimiento y sólo 2 de ellos mantenían intervalos QTc > 470 ms. No obstante, tampoco se puede descartar que algunos de ellos tengan la enfermedad con baja penetrancia, lo que los haría sensibles a fármacos bloqueadores de los canales de sodio o potasio, y entonces expresen fenotípicamente la enfermedad11. Por otro lado, es posible que el QTc en las primeras 48 h tras el nacimiento, por alteraciones en la maduración del sistema nervioso autónomo, sea anormalmente largo en pacientes con baja penetrancia genética y que se corrija en el primer mes4,10. Si uno solo de esos dos neonatos tiene la enfermedad, la prevalencia en este estudio se aproxima a la publicada en otras series4.
La ausencia de pacientes con patrón electrocardiográfico de SB refleja la realidad de una enfermedad con un ECG cambiante, y aunque en la descripción inicial del síndrome por Brugada había algún niño, su detección es mucho más frecuente en adultos12. Por lo tanto, sólo estaría indicado efectuar un ECG neonatal en pacientes con antecedentes familiares de SB o de muerte súbita.
En cuanto al SQTC, no se encontró ningún QTc < 300 ms, si bien el punto de corte inicialmente descrito puede ser extremadamente corto y otros autores5 han aconsejado un valor de corte de 340 ms.
Si bien es cierto que el SMSL sólo ha sido justificado por la presencia de un SQTL como máximo en un 10% de los casos13, según el estudio post mórtem de Akerman et al14 aún queda alrededor de un 30% de mutaciones desconocidas sólo en el caso del SQTL, y esto podría aumentar ese porcentaje.
Finalmente, este estudio sirve para respaldar la realización del ECG neonatal en el cribado de recién nacidos con posibles alteraciones electrocardiográficas13.
Aunque este tema ha generado una polémica entre diferentes grupos13,15, dado que la realización de un ECG neonatal es barata y no invasiva, cabe aconsejar su uso no de forma universal, pero sí de forma seleccionada14, al menos en determinadas etnias (Magreb y Próximo Oriente e India-Pakistán) o si hay antecedentes de muerte súbita familiar o de canalopatía genotipificada en la familia. Sería aconsejable que este ECG se realizara al mes de vida, probablemente en atención primaria.
Por otro lado, aunque se sabe también que la prevalencia del SMSL es baja, si el ECG neonatal pone sobre la pista de un posible SQTL, se debería confirmar mediante estudio genético e iniciar un tratamiento precoz1,10,16.
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Correspondencia: Dr. J. Martí Almor.
Servicio de Cardiología. Hospital del Mar.
Pg. Marítim, 25-29. 08003 Barcelona. España.
Correo electrónico: jmarti@imas.imim.es
Recibido el 23 de julio de 2007.
Aceptado para su publicación el 8 de enero de 2008.