Palabras clave
INTRODUCCIÓN
Los fármacos betabloqueantes por vía intravenosa u oral pueden agudizar enfermedades del seno larvadas y desencadenar bloqueos auriculoventriculares (AV) en pacientes predispuestos 1 . No obstante, existen otras vías de administración que no se tienen en cuenta y también pueden inducir dichas complicaciones.
CASOS CLÍNICOS
En nuestra serie de 243 pacientes consecutivos ingresados con el diagnóstico de bloqueo AV de tercer grado, 12 (5%) recibían tratamiento con colirio de timolol como tratamiento de glaucoma. La edad media fue de 72 años y el 50% fueron varones. Al ser interrogados sobre la medicación que estaban tomando, ninguno de los pacientes incluyó el colirio. A todos se les suspendió el tratamiento recuperando la conducción AV en 7 casos (60%), todos ellos en la primera semana tras la suspensión. Ni la edad, sexo, dosis de betabloqueante, presencia de bloqueo de rama o ritmo de escape fueron predictores de la recuperación de la conducción AV. A los 5 restantes se les implantó un marcapasos endocavitario. Tras un seguimiento medio de 1 año sólo uno de los pacientes que recuperaron el ritmo precisó marcapasos.
DISCUSIÓN
Es conocida la relación entre el tratamiento con betabloqueantes tópicos oculares y distintos grados de bloqueo 2 . Un dato a destacar es que, interrogados al respecto, ninguno de los pacientes incluyó el colirio como fármaco al considerar únicamente como tratamiento el tomado por vía oral. Por tanto, concluimos que los betabloqueantes oculares inducen un porcentaje de bloqueos AV significativo, por lo que es necesario interrogar específicamente a estos pacientes sobre esta vía de administración, ya que no la reconocen como tratamiento. Esto resulta de gran importancia si se tiene en cuenta que el 50% de estos pacientes no precisará marcapasos definitivo en el futuro.