ISSN: 0300-8932 Factor de impacto 2023 7,2
Vol. 71. Núm. 3.
Páginas 131 (Marzo 2018)

Viaje al corazón de las palabras
Escribir a derechas

Fernando A. Navarro

Opciones

Tan habituados estamos a algunos de nuestros términos especializados, que los usamos sin detenernos a pensar en qué medida pueden considerarse incorrectos, nos hacen decir algo distinto de lo que pretendíamos, o pueden inducir a error a quien nos lea. En una lectura rápida, por ejemplo, muchos médicos consideran del todo correctas las cinco frases siguientes (en el caso concreto de los cardiólogos, muy especialmente la última de ellas):

  • 1

    Se ha descrito nefrotoxicidad moderada con afectación preferente del riñón derecho.

  • 2

    Varón de 56 años con miopía de dos dioptrías en el ojo derecho, corregida con lentes divergentes.

  • 3

    Signos radiológicos compatibles con neumonía en el lóbulo inferior del pulmón derecho.

  • 4

    El cerebro derecho controla los movimientos y la sensibilidad del lado izquierdo del cuerpo.

  • 5

    La paciente presenta hipertensión arterial pulmonar con sobrecarga importante del corazón derecho.

Una lectura más detenida, no obstante, pone de manifiesto que las tres primeras frases son correctas y no plantean problema ninguno de interpretación: porque tenemos un riñón izquierdo y un riñón derecho, un ojo izquierdo y un ojo derecho, un pulmón izquierdo y un pulmón derecho.

No sucede así en el caso del cerebro (cuarta frase del ejemplo), puesto que los seres humanos no disponemos de un cerebro izquierdo y otro derecho, sino de un único cerebro —con dos hemisferios, sí, pero un único cerebro—. Parece evidente que lo que el autor de dicha frase pretendía decir era que el hemisferio derecho (o hemisferio cerebral derecho) controla los movimientos y la sensibilidad del lado izquierdo del cuerpo.

Algo parecido sucede con la última frase del ejemplo, que es la que ahora más me interesa: no tenemos un corazón derecho y otro izquierdo, sino un único corazón formado por dos aurículas y dos ventrículos. Donde el autor de esta frase escribe *corazón derecho*, quiere en realidad decir «cavidades derechas», «aurícula y ventrículo derechos» o «hemicardio derecho».

Como puede verse, no estoy hablando de una mera cuestión de purismo lingüístico, sino de la necesidad de emplear de forma apropiada y precisa el lenguaje especializado, máxime si tenemos en cuenta que hay quienes escriben también «corazón derecho» para referirse a la dextrocardia, con el consiguiente riesgo de confusión para el lector.

Todo lo dicho se aplica también, evidentemente, a la expresión *corazón izquierdo* y su uso laxo e impropio con el sentido de «cavidades izquierdas», «aurícula y ventrículo izquierdos» o «hemicardio izquierdo».

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